Lo planeado no era que el hombre comprenda la vida...¡No resuelvas enigmas! ¡No preguntes! ¡No pienses! El pensamiento es un ácido que corroe...(pág.198)
Hjalmar Söderberg (Estocolmo 1867 - Copenhague 1941) es, junto con A. Strindberg -autor al que admiraba y con el que tiene puntos en común-, uno de los máximos representantes de la literatura sueca de fin de siglo XIX y principios del XX. Periodista, dibujante, fue a la literatura a la que dedicó principalmente su vida: como traductor, poeta, dramaturgo o novelista. A pesar de su amor por la ciudad de Estocolmo, que se ve reflejado en sus obras, desde 1917 vivió en Copenhague, ciudad donde murió.
Entre sus obras destacan las novelas La juventud de Martin Birck (1901), de carácter autobiográfico, Doctor Glas (1905), El juego serio (1912), esta última traducida directamente del sueco en 2019 por Neila García Salgado para Nórdica Libros, y la obra teatral Gertrud (1906), sobre el fracaso sentimental de una mujer madura, y que fue llevada con éxito al cine en 1964 por el director danés Carl Theodor Dreyer, en la que fue su última película.
Doctor Glas (1905) es quizás una de las más destacadas obras del escritor sueco, aunque se ha publicado en España en traducciones no directas del sueco, sino a través del inglés o el alemán, como es la de Gabriel Ferrater para Seix Barral, y que utiliza también la editorial Alfabia en su edición de 2013, que es la que hemos uitlizado.
Es una novela corta (apenas llega a las 200 páginas), puesta en boca de su protagonista, el Doctor Glas, un monólogo en forma de diario, durante un verano en Estocolmo, desde el 12 de junio al 7 de octubre. En él vierte tanto sus pensamientos y reflexiones existenciales como la relación con algunos amigos y pacientes, sobre todo la obsesión por una de ellas, Helga, mujer del pastor Gregorius y que le cuenta sus problemas íntimos, con los que el médico termina implicándose...
El protagonista, médico joven, inteligente, de buena reputación, virgen...es a la vez una persona fría, analítica, pero también atormentado entre lo que impone la moral convencional y su pensamiento.
Nos sorprende con sus reflexiones sobre el aborto, la eutanasia, el asesinato (huella de Raskolnikov), la virginidad, el sexo, el suicidio, la religión, la soledad, el "sueño del amor"...desde posturas que van del cinismo al pesimismo más rotundo, y que nos producen un cierto desasosiego:
- La moralidad es un servicio doméstico, no una divinidad. Conviene usarla, pero no debe mandar. (pág. 128)
- Estoy hecho para observar, quiero acomodarme en un palco y mirar cómo en el escenario se matan unos a otros, pero sin tener yo nada que ver con aquella gente. (pág. 133)
- Queremos ser amados; a falta de eso, admirados; a falta de eso, temidos. (pág. 94)
El estilo es cuidado y además del lenguaje existencial y las numerosas referencias filosóficas y literarias: Baudelaire, Ibsen, Pascal; Andersen...hay también referencias contextuales: caso Dreyfuss, periódico Aftonbladet, con descripciones literarias de momentos y ambientes de la ciudad de Estocolmo, que se convierte también en protagonista.
Obra muy interesante, que nos permite descubrir a este importante escritor, poco conocido en España, y que sorprende por los temas que planteaba en 1905, muchos de ellos vigentes en la actualidad, y que causaron escándalo en su día.