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viernes, 10 de abril de 2015

"Enrique VIII y la cisma de Inglaterra", de Calderón de la Barca. Teatro Pavón

"¿Qué responsabilidad tiene un gobernante con sus ciudadanos? ¿Sufre un gobernante cuando destruye su país? (Ignacio García)

"Enrique VIII y La cisma de Inglaterra", de Calderón de la Barca por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Dirigida por Ignacio García, con versión de López AntuñanoVista en el Teatro Pavón de Madrid en abril de 2015. Permanecerá en cartel hasta el 26 de abril y en julio abrirá el Festival de Teatro Clásico de Almagro.
Es una obra de juventud  (1627), con el título original de "La cisma de Inglaterra", y desconocida para la mayoría, incluso para los que nos dedicamos a la literatura. Una obra española del XVII que mira a la Inglaterra del XVI.
Drama histórico que tiene como eje central al rey Enrique VIII, de los Tudor, pero al que Calderón le da su versión particular, a veces alejada de los hechos históricos  y de la obra de Skakespeare. A diferencia de este aquí aparece al final un rey arrepentido: "Lo siento, me he equivocado. No volverá a ocurrir". El autor español se centra en la figura de un rey en lucha consigo mismo y dominado por sus impulsos personales los cuales antepone al bien general. Deja al margen el tema teológico y se centra en el político, con el cardenal Volseo y Ana Bolena como trepadores del poder.
Estupendos los actores, entre los que destacamos a Sergio Peris-Mencheta en un Enrique VIII lleno de matices y de fuerza, Emilio Gavira que "borda" el papel de Pasquín, ese bufón-gracioso tan importante en el teatro barroco, Pepa Pedroche (Catalina), Mamen Camacho (Ana Bolena), y todos en general. No es fácil el verso, y ellos lo saben decir.
Estupendo también  el montaje, la escenografía (plafones móviles, espejo...) y sorprendente el vestuario, tan rico (capas, pieles) y colorista. Acompañada de música en vivo: Flauta de pico (Anna Margules/ Trudy Grimbergen) y Viola de gamba (Calia Álvarez), que crea también un ambiente muy especial.
Hay que reconocer que esto sólo lo puede hacer una compañía nacional:el Teatro necesita del poder, sin olvidar criticarlo, claro -como sucede aquí-.

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