Película sueca de 2014, del director Ruben Östlund, vista en marzo de 2015 en los cines Albéniz de Málaga, en VOS. Premio del Jurado en Cannes 2014, y otros premios internacionales.
Una familia sueca de clase media-alta, con dos hijos pequeños van a pasar una semana de vacaciones esquiando en los Alpes franceses, en un hotel de lujo. Todo parece perfecto hasta que un hecho externo: un alud "controlado" que se les echa encima mientras comen en la terraza de un restaurante de la estación de esquí, y la distinta forma de enfrentarse a este hecho del padre -que instintivamente huye con su móvil-, y de la madre -que protege a sus hijos-, desencadena una grave crisis y pone en cuestión sus relaciones y el papel de cada uno de ellos dentro de la sociedad familiar.
A partir de ahí ya nada será igual, la aparente felicidad se desmorona, mientras hablan con extraños o con amigos de lo sucedido.
A pesar del ambiente gélido en el que se desenvuelve la película, las situaciones y diálogos de esta no me dejan indiferente (mi percepción en este caso no coincide con la de Carlos Boyero), antes bien, me parece que el director va presentando las situaciones con una tensión creciente, penetrando muy bien en la psicología de cada uno de los personajes, que nos transmiten sus inquietudes, su desencanto, sus inseguridades... y lo hace con matices, sin esquematismos. Varios, pues, son los temas interesantes: el prototipo de familia feliz, los roles o papeles de cada uno, el papel del hombre como patriarca, las inseguridades y miedos de cada uno...
Inquietante el escenario de nieve y ese hotel en medio de la nada - sobre todo en las escenas nocturnas, ( a veces me recordó "El resplandor"). Inquietante también la música de Ola Flottum, Vivaldi, y el sonido de las explosiones controladas, que crean un ambiente perturbador.
Película recomendable, aunque con una secuencia final ambigua y desconcertante.
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